El tambor tricolor
Quínoa de los Andes, que cocida se expande.
Un tambor de tres colores, melodías de señores.
Cuando acabes este plato, cantaras mejor que un gato.
Conjuro: Tympanum musicus pgmentum!

Ingredientes
* 1 taza de quínoa seca (arroz, trigo o mijo)
* (rojo o morado) 1 remolacha cruda o 1-2 tomates
* (amarillo) 1 huevo duro o ½ bol de garbanzos cocidos
* (verde) 1 bol de lechuga y 1 aguacate
Vinagreta:
* 1 chorrito de vinagre
* ½ vaso de aceite de oliva
* 1 trillizco de sal
Para las baquetas:
* 8 palitos de pan
* 8 olivas
Preparación
* Cocer la quínoa y los garbanzos. (No olvidar lavar la quínoa frotándola con ambas manos bajo un chorro de agua.)
* Separar 3 porciones de quínoa en boles diferentes y añadir:
* Bol 1: Tomate rallado o remolacha + vinagreta. (Reservar una rodaja de tomate o remolacha para poner en la parte superior.)
* Bol 2: Aguacate chafado, lechuga picada + vinagreta.
* Bol 3: Huevo duro o garbanzos triturados + vinagreta.
* Montar el timbal con un molde para emplatar, decorar con una rodaja de tomate o remolacha y montar las baquetas de palitos con olivas.
La historia del tambor
Aquel ritual era el momento más importante de su vida, marcaba el paso a la adolescencia en aquella cultura inca del antiguo Perú. El joven Iquitos, sordo de nacimiento, estaba nervioso, pues sabía que no podría escuchar el ¡tum, tum, tum! de los tambores, sin embargo, tenía que hacerlo bien y seguir el ritmo. Su abuela, una vieja sabia y curandera, se encomendó al maya errante para bendecir a su nieto y tuvo una brillante idea. Esa tarde le preparó un plato de quínoa con tres sabores, uno por cada golpeteo del tambor. Lo acompañó a comer y le enseñó a seguir el ritmo masticando ¡tum, tum, tum! Ahora el sonido lo tenía en su interior gracias al amor de su abuela. Iquitos siguió creciendo y de allí nació el tambor tricolor.
Relato de Oliver Arancibia